viernes, 17 de febrero de 2012

Aunque Tengas Dudas | Inténtalo

Siempre es mejor intentar hacer algo y fallar, a no intentar, ya que si no lo intentas, ya fallaste. La pequeña gran diferencia es que si lo intentas y fallas, aprendes, pero si no lo intentas, fallas y no aprendes, te quedas donde mismo, o incluso peor, ya que te quedarás con la incertidumbre de lo que pudo haber pasado si lo hubieras intentado.

Esta es una historia breve que, aunque menciona personajes Bíblicos, no intento darte un mensaje religioso, ya que respeto las creencias de todos, sin embargo el mensaje de superación personal es muy bueno, por algo lo comparto.

Cuentan que un día Nuestra Señora, con el Niño Jesús en sus brazos, decidió bajar a la Tierra y visitar un monasterio. Orgullosos, todos los Sacerdotes formaron una larga fila, y uno a uno se acercaban a la Virgen para rendirle homenaje. 

Uno declamó bellos poemas, otro mostró las iluminaciones que había realizado para la Biblia, un tercero recitó los nombres de todos los Santos. Y así sucesivamente, monje tras monje, fueron venerando a Nuestra Señora y al Niño Jesús. El último en la fila era un monje, el más humilde del convento, que nunca había aprendido los sabios textos de la época. Sus padres eran personas humildes, que trabajaban en un viejo circo de los alrededores, y todo lo que le habían enseñado era lanzar bolas al aire haciendo algunos malabarismos. 

Cuando llegó su turno, los otros monjes quisieron poner fin a los homenajes, pues el antiguo malabarista no tendría nada importante que decir o hacer, y podía desacreditar la imagen del convento. Pero en el fondo de su corazón, él también sentía una inmensa necesidad de dar algo de sí a Jesús y la Virgen. Avergonzado, sintiendo sobre sí la mirada reprobatoria de sus hermanos, sacó algunas naranjas de su bolsa y comenzó a tirarlas al aire, haciendo malabarismos, que era lo único que sabía hacer. Fue en ese instante cuando el Niño Jesús sonrió y comenzó a aplaudir en el regazo de Nuestra Señora. Y fue hacia él a quien la Virgen extendió los brazos para dejarle que sostuviera al Niño por un momento.

¿Cuántas veces te has "rajado" porque pensaste que no tenías muchas oportunidades de salir victorioso?

Te invito a que dejes de prejuzgarte, mejor ¡Actúa, aprende y vuelve a arriesgarte!

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