Cuando estamos estudiando nos dicen que lo que necesitamos son buenas calificaciones. Si bien es importante adquirir conocimiento y ponerlo en práctica, la calificación pasa a segundo término.
Una vez que dejamos la Universidad (o la escuela en sí) sabemos que lo más importante no son las calificaciones, lo más importante se conoce de diferentes maneras, utiliza la palabra que quieras: osadía, pantalones, agallas, huevos, astucia, tenacidad, atrevimiento, etc., y por la falta de ello, hay muchos estudiantes que, cuando un profesor hace una pregunta, aunque conocen las respuestas no tienen el coraje para responder, por eso en la vida real le irá mejor siempre a un osado que a un tímido.
Recuerda que si el miedo es demasiado fuerte, el genio se anula. También dicen que "no es la aptitud, sino la actitud lo que nos llevará a la altitud".
Muchas veces este problema comienza desde nuestra infancia, cuando los papás con el afán de hacernos vivir una vida mejor que la que ellos vivieron dicen: "no quiero que mis hijos pasen por lo mismo que yo, por eso los voy a inutilizar", y sé que suena fuerte y raro, pero aunque no sean esas las palabras utilizadas, es el resultado de darles todo sin pedirles nada a cambio.
Sin embargo, uno siempre puede tomar decisiones, podemos romper paradigmas todos los días: "un paradigma es como ir caminando en un túnel, sin poder ver a los lados".
Así que a los osados les recomiendo seguir así, siempre y cuando se tenga una dirección, está bien ser desmadroso extrovertido, pero también se debe de ser prudente: saber disfrutar cuando se trate de disfrutar y saber ser responsable cuando la ocasión lo amerite.
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